El Concurso de Acreedores es el procedimiento judicial mediante el cual un deudor hace frente, en la medida de sus posibilidades económicas, a sus deudas con los acreedores. Como pueden ser varias personas – físicas o jurídicas – el cobro de la totalidad de las deudas puede ser imposible.

Si bien son las empresas las que suelen recurrir a este proceso, también puede iniciarse entre particulares cuando se trata de la definición de una herencia.

Es importante remarcar que no todos los casos tienen la misma resolución porque va a depender, especialmente, de la cantidad adeudada y de las chances que tenga el insolvente de hacerle frente al pago.

En la mayoría de las situaciones, el Concurso de Acreedores se resuelve de alguna de las siguientes tres formas:

  • Alternativa de pago para permitir que la actividad económica continúe. 
  • Solución parcial de pago igualitaria para todos los deudores. 
  • En el peor de los casos, se liquida el patrimonio del deudor para el pago de deudas. 

¿Cuándo se declara un Concurso de Acreedores? 

La legislación española exige que los empresarios soliciten un Concurso de Acreedores desde el primer instante en que les resulte imposible cumplir con sus obligaciones regulares. En caso de no hacerlo, pueden ser los propios acreedores quienes inicien el procedimiento judicial. 

Cabe remarcar que se considera “incumplimiento de las obligaciones regulares” a alguna de las siguientes situaciones: 

  • La empresa no puede pagar sus deudas acumuladas. 
  • No puede hacer frente a sus deudas de manera temporal. 
  • Cuando, para cumplir con sus obligaciones regulares, se recurre a un constante endeudamiento. 

El concurso puede declararse a instancias del propio deudor o de los acreedores. En el primer caso, se habla de concurso voluntario, mientras que en el segundo de “concurso necesario”. 

En cualquier situación, se tiene que demostrar la complicada situación económica de la compañía aporta los siguientes documentos: 

  • Una memoria económica. 
  • Inventario de bienes y derechos. 
  • Lista de acreedores. 

Fases del Concurso de Acreedores 

Un Concurso de Acreedores se divide en cuatro fases diferentes, aunque no necesariamente tienen que ocurrir todas porque cada caso tiene sus matices particulares.  

Veamos cuáles son estos 4 momentos: 

Actos previos 

En esta fase se incluyen la solicitud de iniciación y documentación del estado de la empresa y, además, se inician los primeros pasos procesales 

Fase común 

Se inicia con la declaración del concurso y se establecen determinadas obligaciones sobre el deudor, los acreedores y las relaciones jurídicas entre ambos. 

En lo que respecta al deudor, se le impone la obligación de colaborar durante todo el proceso y se le limita sus facultades patrimoniales, delimitando el patrimonio con el que cuenta para poder pagar. 

A los acreedores, por su parte, se les demarca su capacidad de reclamación con el objetivo de que no presenten nuevas demandas. 

También es la fase en la que la administración concursal debe preparar, en un plazo no mayor a 2 meses, un informe detallado sobre el estado económico de la empresa, el inventario y la lista de acreedores. 

Fase de resolución 

La resolución del Concurso de Acreedores puede darse de dos maneras: 

  • Convenio: se llega a un acuerdo entre el deudor y sus acreedores. Requerirá una aprobación judicial y se llevará a cabo un seguimiento para garantizar su cumplimiento. 
  • Liquidación: se liquida el patrimonio del deudor para satisfacer las deudas. Solo procede en casos de inviabilidad, en las que alargar la actividad solo servirá para incrementar el pasivo. 

Calificación del concurso 

Esta fase solo se reserva para casos de liquidación, incumplimiento del convenio o aprobación de convenios perjudiciales para los acreedores.  

En estas situaciones, se califica el procedimiento judicial como fortuito o culpable. Esto último significa que el deudor ha contribuido a producir o agravar la situación, por lo que las consecuencias serán peores para la persona insolvente. 

Conclusión

La finalidad del concurso de acreedores es darle a las empresas insolventes herramientas para poder continuar con su actividad, y de no ser posible, proceder al cierre o liquidación de forma ordenada y con los menores riesgos posibles.